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Monologo del Tejedor de Alfombras

MONOLOGO DEL TEJEDOR DE ALFOMBRAS Francisco López Martín
(Obra para Teatro)
Una amplia habitación con dos grandes vasijas de barro al frente y una vieja puerta de madera entreabierta que comunica con el patio de la casa. A la izquierda una ventana alta por la que entra luz a la estancia. A la derecha y en diagonal hacia el espectador un telar con una alfombra a medio tejer, un taburete y en el suelo unos cestos con lana de colores y tres herramientas. A la izquierda del telar y también en diagonal un cartón de buen tamaño que representa una miniatura persa del Sultán Murad bajo unos tapices.
La habitación está en penumbra salvo una zona iluminada por la ventana que es en la que se encuentra el telar y la banqueta donde se sentará el protagonista y el cartón con la ilustración del sultán. La música es tenue continua y de fondo suena Ulysses´Gaze de Eleni Karaindrou.
Imagen del Libro de la Felicidad en la que se muestra al Sultán Murad III y sobre su cabeza centrado, el tapiz que inspiró el relato fuente Wikipedia
Personajes:
Adnan hombre sexagenario, vestido sencillamente en la forma tradicional turca, hablando a un auditorio fantasma.
Primer Acto
Antes que nada permitid que me presente: mi nombre es Adnan, que significa “colono” en árabe. Adnan según la tradición, era un antepasado de Muhammad y era un nombre muy común entre los hombres de las tribus árabes del norte, descendiente según me han contado de los nómadas escitas y de los persas; vivo en Anatolia, tierra de paso de muchas gentes: hititas, frigios. griegos persas y romanos. Darío, Alejandro y Constantino conquistaron estas tierras, dejando huellas de su cultura y también humanas. El lugar concreto, es lo que menos importa. Diré no obstante que es un poblado en un fértil valle con abundantes manantiales y arroyos. Un pequeño paraíso. Dios ha sido generoso con esta tierra y conmigo.
Mi hogar es una pequeña casa con un patio central por el que se accede a las habitaciones en él hay un pilón, una palmera y multitud de plantas y en uno de los cuartos, – este en que nos encontramos – lo que veis: un telar y las (pocas) herramientas necesarias para fabricar alfombras. Soy tejedor y trabajo y vivo sólo. A mis espaldas llevo sesenta y tantos años y en mi barba y en mi cabeza más canas y menos dientes de los que quisiera. Me dedico a tejer alfombras, mejor dicho “alfombra” porqué las hago “una a una”. Trabajo en exclusiva para un mercader del bazar, del que cada mes recibo una asignación a cuenta y el encargo debo realizarlo en un plazo determinado, al final del cual la alfombra está finalizad y pagada. Ese sistema me proporciona el sustento diario sin lujos pero tampoco carezco de lo necesario. Tengo una especialidad y es que compongo en exclusiva alfombras con el motivo principal del Árbol de la Vida, que por cierto, no es el mismo que el Árbol de la Ciencia. De éste Árbol de la Ciencia recibí hace años un encargo, no lo hice por qué pensé que ya habíamos tenido suficiente con uno. ¿Para qué dos? ¿Para complicar todavía más la cosa? De alguna forma sería duplicar la Obra de Dios. Yo no soy quién para eso, si lo hiciera temo que lo mismo, yo, acabaría debajo de otro árbol -pero del Zaqqum-(C56:52). También recibí un encargó de un judío: otro árbol de la vida, pero me trajo su propio esquema, yo no entendía eso. No puedo trabajar en algo que no entiendo, porqué en mi trabajo pongo mi alma y por ello no puedo venderla, ni siquiera, prestársela a cualquiera.
Las alfombras son más que humanas, hablan sobre quién las ha tejido, lo dicen todo: si el tejedor estaba disgustado, nervioso o alegre; por la calidad del nudo, se sabe, incluso si estaba impaciente por acabar el trabajo; si el comprador entendido la dobla y observa el entramado de los nudos, se le revela todo, lo bueno y lo malo, es como si la alfombra fuera una mujer deslenguada. Por el contrario, si está realizada con paz y sosiego, todo el trabajo bendecirá al tejedor al mostrar la obra de sus manos en todo su esplendor.
Hubo un tiempo en que la impaciencia y quizás, también la necesidad por conseguir más encargos, me obligaban a ir más deprisa. La obra realizada era vistosa pero de menor calidad que otra en la que se hubiera trabajado reposadamente, los errores eran continuos y por tanto la calidad, el precio de venta y por supuesto la satisfacción tanto del tejedor como del comprador eran menores y es que los hombres hemos sido creados precipitados. C21:37, y la precipitación no se lleva nada bien con la perfección.
En mi caso, la fabricación de una alfombra a estas alturas de mi vida, se ha convertido en una labor casi espiritual, en un dialogo personal con Dios y conmigo mismo, en un repasar los hechos y la pequeña historia de mi vida, es decir: un encuentro sincero conmigo mismo. Hoy basto yo para ajustarme cuentas (C.17:14) . A veces en mi trabajo rezo y no sé, a ciencia cierta si rezar supone una comunión con Dios, en realidad, la monótona repetición de las oraciones a veces me provoca “excursiones mentales” para darme cuenta de que mi distracción haya provocado que, seguramente, mi oración no haya sido ni escuchada ni aceptada, dicen que cuando esas interferencias ocurren es porque el demonio, celoso, se interpone para que la oración no llegue y por tanto no sea escuchada; pero también pienso que si el deseo de mi razón (que es quién en realidad manda en mí), me mantiene en esa oración a pesar de que la mente divague es porqué mi profunda conciencia lo que quiere es mantener ese contacto y lo mantiene en el fondo y a pesar de las distracciones. Si, abandono las oraciones aprendidas de memoria y elevo a Dios mi pensamiento en mi trabajo sé que es una conversación o un monólogo pero sincero y por tanto tengo la percepción interior no solo de que se me escucha sino de que me responde, no de palabra, claro, pero si con cosas que ocurren al día siguiente o al otro o pasado un tiempo o bien mediante una inspiración cuya procedencia se intuye, porqué es directa, clara y exacta aunque no inmediata.
Todo esto viene a mi cabeza mientras nudo a nudo, hebra sobre hebra y poco a poco voy componiendo el tapiz. A veces como en la oración, mi mente se evade tanto que tengo que deshacer muchos nudos por seguir el trazo equivocado pero también me viene a confirmar, que aunque distraído, permanezco sentado ante el telar que es lo que hará avanzar y terminar mi obra.
En lo que se refiere a los colores del tapiz, me ocupo de los pigmentos, experimento incluso extrayendo de las flores sus pigmentos. Empleo desde estigmas de las flores del azafrán hasta hojas de geranios, flores de buganvilias, hojas de vid e índigo y hasta de raíces como la de granza o cáscaras de nuez y para fijar los colores suelo emplear cenizas, introduzco pequeñas madejas de lana en cada recipiente donde permanecen dos o tres días, para luego secar a la sombra y que los rayos del sol no debiliten los colores; en cuanto a la lana, la empleo de corderos y ovejas que no superen un determinada edad ya que la calidad es más suave en
los ejemplares jóvenes.
Mientras trabajo en la alfombra, a veces me elevo a un paraje imaginario, a un frondoso y sombreado patio con palmeras y naranjos y macizos de plantas aromáticas, rodeado de arcos por los que trepan jazmines, entre los arcos hay divanes y una fuente de azulejos en el centro, en cuyo pilón siempre habría peces de colores y quizás alguna planta acuática, por el patio sobrevuelan las palomas y en él viven pájaros con plumajes de vivos colores; es un sueño, o quizás una visión particular del paraíso, pero lo vivo con tanta intensidad que incluso puedo verme paseándome y disfrutando de todo ello. Al cabo del tiempo regreso a mi banqueta, a mi telar y a mi mundo que ya no sé si es éste o aquél. Hoy por hoy debo conformarme con un pilón más sencillo, cuyo agua no mana de un surtidor sino de un simple grifo, quizás esto sea un aviso de que los adornos y lo accesorio no van conmigo, me sirvo del agua pero no en su vertiente placentera y en lugar de peces de colores, de momento pongo a refrescar las sandías. Me conformo y encuentro en él la mayoría de los placeres que me proporcionaría un surtidor.
Hay momentos en los que me gustaría que mi mente produjera silencio, pero siempre está enredada en un laberinto de pensamientos entre ellos uno de los que con más frecuencia me asalta es el de si estaré cumpliendo con el cometido que se me ha asignado en la vida y a Dios me dirijo con frecuencia: ¿Y Tú que quieres de mí? Y su respuesta hasta ahora viene siendo el silencio lo que interpreto como una respuesta generosa ya que entiendo que no quiere nada, que hasta ahora, todo va como debe de ir a pesar de que por mi parte tengo serias dudas de que esté cumpliendo tal como se espera. No obstante me conformo, estoy satisfecho y digo que la respuesta es generosa comparada con la gente que me rodea que siempre necesitan algo, quizás por ello quienes más triunfan en el mundo es la gente ambiciosa que es muy demandada y competitiva. Yo, lo soy poco, de ahí que mi triunfo en esta vida sea de momento muy pobre.
Todos los días ruego para mantenerme auto suficiente, independiente y libre. La mayoría de la gente tiene necesidades de formar familias, tener hijos y descendencia o por vocación o por tradición. Tener, tener… Yo no nací con esa vocación ni por tanto con esa necesidad y la tradición la respeto según para que cosas. Nunca me sentí sólo, me formé una familia celestial compuesta de personajes a los cuales admiro y respeto y a veces consulto cosas, como lo haría con cualquier amigo, pero en mi caso, la respuesta o la solución curiosamente siempre me llega de una u otra manera aunque sigo en última instancia lo que dicen las Escrituras de que no tome como amigo más que a Dios pero entiendo que esa es una clase de amistad más elevada y eso comporta el último fin.
En cuanto a resolver problemas, pues, claro que he tenido problemas en sesenta y tantos años, muchos, ante la mayoría sobre reaccioné y les dí mayor importancia de la que tenían. Muchos de ellos me quitaron el sueño y ahora ni me acuerdo de cuales fueron, de todo ello lo que me ha quedado es la percepción de que las cosas siempre pueden ser peor y que preocuparse debe uno de hacerlo en el momento oportuno porque si lo hago antes duplico la gravedad del problema y si lo hago después, alargo su duración y en ninguno de los casos he resuelto nada con ello. Evidentemente todo puede ser peor. Un antepasado mío, según me contaron tenía la costumbre de, todos los días, ponerse una piedrecita en un zapato y mantenerla durante un par de horas al cabo de las cuales se la quitaba y comprobaba lo mucho que puede molestar una cosa tan simple y lo
bien que se siente uno solo con poder caminar sin problemas o teniendo vista, oído y buena salud. Luego está la incertidumbre: nunca sabes lo que te está acechando a la vuelta de la esquina y lo que hay más allá cuando estás viviendo un momento de felicidad no sabes lo que puede venirte al minuto siguiente. La vida puede cambiarte en un momento, normalmente debería ser igualmente para bien pero eso se demuestra muy pocas veces. Nunca entendí que cosa es la fortuna ni como se comportan los caminos del destino, quizás sea mejor así y es curioso el observar como en muchos libros y relatos los autores suelen escribir ambos nombres con “mayúsculas” quizás en señal de respeto o con un encubierto miedo a lo que pueden recibir si el tratamiento no es el adecuado.
No soy optimista, sino más bien refunfuñón, la expresión de mi cara a veces es lánguida o triste y me gustaría que tuviera un poco más de luz, a veces lo consigo, otras veces no. Hay veces que pienso que el ser humano es como un frasco vacío al comenzar el día, y que a lo largo del mismo luce de acuerdo a con lo que el frasco contiene, es decir: con lo que se le ha llenado desde el despertar, si es mal humor, resentimiento, tristeza, probablemente el frasco se habrá llenado de un líquido negruzco pero si le llenamos de alegría, de deseos de vivir, de agradecimiento por lo que se ha conseguido, el frasco contendrá una especie de líquido comparable al perfume. Todo se reflejará en el aura. Esto que en apariencia es tan fácil de conseguir es asimismo muy fácil de olvidar y mucho más difícil que demos los primeros pasos del día en forma positiva. Cuando padezco alguna crisis de confianza me repito a mi mismo, insistentemente: “Todo va bien” y simplemente eso consigue cambiar el color del día.
Si los nudos de la alfombra saben comunicar todo esto al comprador, probablemente, la alfombra le convertirá en un hombre feliz y ella se habrá convertido en una especie de alfombra mágica. De niño me sentía fascinado por los cuentos acerca de alfombras que volaban a otros lugares y he re reconocer que las mías también me hacen volar, tanto que me olvido de lo que estoy haciendo y con frecuencia tengo que destejer y avanzar con dos pasos adelante y uno atrás, y mientras, lentamente, se va componiendo en el telar el medallón central que ocupa el árbol y el campo que le rodea. Pronto dejaré las raíces del árbol e iniciaré el tramo del tronco. Y en este punto asocio al tronco el tema de la amistad y si es o no importante o influyente en el desarrollo del ser humano tal como necesario es el tronco para el árbol.
¡Que difícil me ha sido encontrar una amistad! Tan difícil… que creo que hasta ahora no la he conseguido, cuando era un niño jugaba con los otros niños pero nunca me integré en ninguna panda, no se si será porqué cuando uno busca un amigo siempre busca o trata de congeniar con alguien lo más parecido a uno mismo y eso es muy difícil de hallar, a no ser que uno se conforme con “una compañía” más que con una verdadera amistad.
En el mundo que conozco, y disfrazado de amistad, he encontrado en los demás muchos sentimientos ocultos, unos de envidia, (casi nadie se alegra realmente del bien o de la buena suerte de un amigo); otros de supuesta superioridad, (conoces a alguien y enseguida te abruma con lo que es, con lo que tiene y también con lo que sabe o cree saber), otros de falsedad, y otros de dominio. Si eres de los que escucha mientras el otro habla y no de los que están preparando una respuesta equivalente a lo que escucha, verás que es casi imposible participar en la conversación: te aburrirás y te alejarás mental o físicamente. Siempre que consigas que el interlocutor crea que para ti es una de las personas mas importantes del mundo, seguirás contando con su “amistad” más si le manifiestas tu sincera opinión y no coincide con la suya, despídete. Yo, soy de hablar poco y menos de mí mismo -salvo ahora, claro- y porqué lo hago conmigo mismo, pero he de confesar que tengo mi pequeño truco para con los demás. Cuando hablo con alguien lo primero que le pregunto es por sus hijos o por sus asuntos, normalmente no me hace falta hablar mucho de mí porqué el preguntado toma carrerilla y no para, esto está bien por qué de esta forma, primero aprendes como en realidad es la vida y evalúas lo que tan pomposamente se viene llamando “amistad”, y segundo: no tienes ninguna necesidad de descubrirte ante nadie. La mayoría se bloquea cuando yo hablo, y no me escucha, entonces, evaluar la amistad para mí ha resultado fácil y conseguir una sincera muy difícil, o mejor imposible.
Intenté descubrir en mi mente cual era el proceso por el cual unas personas me caen mejor que otras, ¿porqué a unas las tengo afecto y a otras no? y tras mucho pensar descubrí que era muy simple: la mente me arrojaba el resultado de unas sumas o hechos positivos y unas restas o hechos negativos y ese balance entre lo positivo y lo negativo daba la clave y el valor del sentimiento o comportamiento hacia la persona en términos de fiabilidad y compromiso.
Siempre tengo en la mente lo que alguien me dijo un día. “Conseguirás la felicidad el día que no te importe nada, ni lo que haga, ni lo que piense, ni lo que diga la gente, sobre tus actos y tu persona” …Y en el intento me hallo y reconozco que es difícil de conseguir.
Hoy es ya hora de dejar el trabajo, el sol se está poniendo, la gente comienza a salir a la calle pues el calor cede y yo saldré a sentarme al quicio de mi puerta a saborear un té con menta, y a ver, como desde un palco, el espectáculo de la vida en la calle un anochecer en Oriente. Mi vecino tiene un hijo ciego que toca el laúd como los ángeles y también sabe cantar, se dice que las personas ciegas que saben cantar o tocar lo hacen de forma especial debido a un Don divino que viene a compensar su ceguera, a estas horas también se sienta a la puerta de casa y canta, yo no sé si canta para los paseantes o canta para sí mismo. Más me inclino por lo último, mucha gente arroja monedas a sus pies una ayuda a nadie le viene mal, y para el cantor el escuchar caer una moneda es el equivalente a escuchar un aplauso.
Nuevo día ante el telar, y al observar mi trabajo de ayer, me doy cuenta que, posiblemente debido a mis elucubraciones me he confundido y me he salido del dibujo de nuevo. ¿Que hago?… Si deshago lo hecho, me supone medio día de trabajo perdido, si no lo hago: o bien puedo disimularlo o bien puedo tejer sobre el error y quedaría oculto. Me debato entre una y otra opción. ¿Si opto por disimular mi error quien podría darse cuenta? Y me contesto a mi mismo: Pues… simplemente yo y es más que suficiente, en realidad plantearme ser tolerante con mis errores no tendría mayor importancia, sería asumir mi humanidad, pero me inquieta. No, no puede haber errores en mi trabajo, no debo usar el atajo C 7:85 debo dar la medida y el peso justo ¿que es en realidad el tiempo perdido? Me digo, para a continuación responderme: No, no es tiempo perdido el tiempo que empleo en luchar contra mí mismo y buscando la calidad de mi trabajo. Así que hoy, como en la vida, toca deshacer lo hecho y esto sólo conduce a la búsqueda de la perfección, nadie puede ser maestro en esto sino nosotros mismos. Y el tiempo supuestamente perdido lo cederé a mi Gran Empleador y si Él lo considera justo ya me lo recompensará de alguna manera.
Y aquí en mi telar, entre madejas de hilos de lanas de colores me siento como si a veces trabajase en el interior de un arco iris, ¿Y si estuviera en realidad en el interior de un arco iris? ¿Y si esta vida no fuera la realidad? La duda también se la plantearon los filósofos de la antigüedad pero quien sabe… Si al morir y despertarnos al otro lado sentimos la misma percepción que cuando nos despertamos de una pesadilla. ¡Uff, todo era mentira! ¿Habremos estado viviendo una ilusión de nuestra mente todo el tiempo? El “Pienso luego existo” me da cierta coherencia pero me falta el: Bien pero…¿Pienso en términos de realidad o de ilusión? Las escrituras ya nos hablan de reflejos de ilusiones una de esas supuestas ilusiones la muerte de Jesús en C5:157-158 nos dicen que Jesús no fue crucificado sino llamado al Cielo por Dios, la realidad de la crucifixión es sumamente cruel e injusta, aunque el ser humano es capaz no sólo de eso sino de las mayores barbaries, donde hay un hombre hay un depredador en potencia pero… ¿Y si los horrores que vemos a diario no fueran reales, sino nuestra propia deformación mental? Sería igual de hermoso que no hubiesen tenido tampoco lugar guerras, desastres naturales, genocidios, crímenes de todo tipo, etc. A veces, (por si acaso esto que vivo es real) le pido a Dios que me libre del infra-hombre. ¿A que llamo infra-hombre? Al que no se integra en la humanidad como el resto, al que se compone de una parte de humano y tres de bestia, al nacido para destruir, al que carece de razón, al primitivo que no ha evolucionado y con el que lamentablemente tenemos que convivir salvo que toda esta vida sea una ilusión, o, en todo caso una cruel desviación de la mente. Quizás un día encontremos una explicación que nos satisfaga sobre los desastres de la vida que hoy por hoy no podemos entender, como tampoco podemos entender porqué el Universo está configurado de esta determinada forma, y, la infinidad de por qués que no entendemos como la complicación de reproducimos de la forma en la que lo hacemos o también por qué nuestro cuerpo está formado como lo está. Nuestra mente es sumamente limitada para comprender la magnitud del Universo.
Y Quién, por cierto y referente a su cuerpo se ha sentido alguna vez totalmente complacido, a quién no se le ha pasado por la cabeza que le gustaría ser más así o más asá, porqué unos somos de un color y otros de otro, más altos o más bajos etc. ¿Y…? Si, en realidad, cada uno hubiéramos sido invitados antes de nacer a elegir nuestra forma, color e incluso la duración de nuestras vidas? Sólo son imaginaciones, suposiciones que me asaltan entre el continuo anudar y cortar. Y que me llevan a seguir pensando ¿Y quien soy yo, en realidad? Y simplemente por el hecho de preguntármelo a mi mismo me viene la irremediable respuesta “Yo soy el que soy” y me voy conociendo bien a mi mismo, me llevo bien conmigo mismo y espero poder decir en breve: “Me gusta como soy”. Hoy por hoy necesito pulir un poco más el espejo hasta llegar a eso. Después de una gran parte de mi vida deseando ser otro, o tener otra determinada complexión, me doy
cuenta de que, quizás, en la piel de ese otro no hubiera conseguido, como ahora conocerme a mí mismo o es que Dios en mi caso lanzó la verdad contra lo falso C21:18 y disipó mis ensoñaciones.
Sobre la soledad, en realidad el destino final de cada persona es la soledad. Hay quien llega a ella preparado y quien no. y…¡Hay de quién no lo esté!… porqué sufrirá mucho. No se puede pensar que los demás te solucionen lo que la vida te ha preparado a ti, salvo recibir su solidaridad o ayuda en lo materialmente posible, poco más pueden hacer los demás por ti. No puedes cargar sobre los demás la responsabilidad de tu felicidad, la felicidad está en uno mismo, nadie te la puede regalar, ni siquiera se puede comprar y menos vender. Siempre le pido a Dios llegar a la vejez auto-suficiente, valerme y a poder ser seguir trabajando hasta el final. No me importa la muerte, ni el final ni el momento. Lo que me importa es el “cómo”. ¡Ojalá, el final fuera rápido, en solitario y sin dar sufrimiento ni espectáculo ante nadie! C.4:84 Sólo de mí soy responsable. En cuanto a donde iré después, espero que a cualquier lugar mejor que este. Esta vida no es diversión ni gozo, al menos para la mayoría de los humanos pero: C:26:84 Haz que tenga una buena reputación en mi posteridad. Me han contado que la gente que no cree en nada, al final de sus días, su alma es llevada por un barquero a la llamada “Isla de los muertos”, una isla no muy grande, cercada de altas paredes de piedra con nichos excavados, sombría y con cipreses, siempre rodeada de una densa niebla por no decir tinieblas, y allí el alma se va degradando hasta formar parte de esa neblina en la que ya se convirtieron otros. No quisiera ser tiniebla en el más allá y tampoco permanecer en uno de esos nichos sino formando parte de la tierra de las plantas, del viento
Isle of the dead Arnold Böcklin
Hace tiempo vino a la aldea un forastero que contaba historias, mostraba un lienzo con un dibujo en el que se representaba una especie de rueda comparando las edades del hombre con determinados animales en el tiempo: cuando naces -mostraba la rueda- eres un cachorrito de gato, de perrito. Entre los tres y los seis años, te conviertes en un pequeño cerdito que disfruta ensuciando y ensuciándose. En tu juventud una esplendida gacela macho que pasa a ser un joven potro y un poderoso caballo semental a la hora de contraer matrimonio, el semental se transforma en mulo de carga a la hora de tener hijos, perder fuerza, trabajar, ganar preocupaciones y cargar con la responsabilidad de la familia y así permanece hasta que finalmente los de más edad llegaban al estado de un mono y C 22:5, que después de haber sabido, terminan su vida sin saber nada, seniles. No quisiera por cierto, llegar a ese estado, se lo pido formalmente a Dios en mis conversaciones, que no oraciones. Él sabe que, posiblemente yo no sea muy ortodoxo ni de ritos, ni en Escrituras y que mi particular forma de acercarme a Él es a través de la sencillez y de la sinceridad más que a través de las oraciones y otras costumbres o imposiciones.
Rueda de la Vida Budista
Sí, realmente puedo decir que he rezado mucho en mi vida y no me ha ido mal en ello. He visto, a mi edad, caer a muchos contemporaneos alrededor de mí, sin que el mal me tocase, pero después de tanto rezar creo que el hacer participe a Dios de todo lo mio y contar con Él para todo vale más para mí (no sé para Él) que recitar a diario una letanía o asistir a las celebraciones o ritos distraídamente. Es una relación muy personal, se que Él está conmigo y yo con Él es un convencimiento cierto, no necesita más ampliación, Quizás sea C3:67 Hanif como lo fue Abraham al principio, ni judío ni cristiano ni encasillado, sino uno que se apartó de todo lo falso sometiéndose a Dios y no necesite mucho más. Posiblemente Dios trate a cada humano en su proximidad de forma diferente y por tanto, como el sol y la luna, cada uno navega en una órbita (C:21:32) Hubo un tiempo en que mis relaciones con Dios tenían más que ver con dirigirme a una especie de genio conseguidor o algo equivalente que al mismo Dios ya que me dirigía a Él con proposiciones tales como: Dame, Concédeme, Consígueme, tal o cual cosa, para ello te rezo y Tú en pago de ello debes hacerme caso, y si no me lo haces, (volviendo al tema del genio) rompo el ánfora en el que te encuentras y no querré saber nada más de Ti. O con la fórmula:“Si Tú me das… Yo te rezo, te doy, te ofrezco etc.etc.”.Tremendo error de los que sólo se dirigen a Él como a un simple conseguidor, no conocemos nada de Sus procedimientos salvo que si lo dejas todo en Sus manos no te defrauda aunque la mayoría de las veces no entiendes ni Sus soluciones ni sus caminos. No obstante no quisiera ser uno más de los que discuten acerca de Dios sin tener conocimiento. C.22:8
A veces me asalta la duda ¿A cual de las doce trìbus pertenecería yo? Una especie de sentimiento interior me dice que a la de José. Mi sentimiento interior me dice, no sé si equivocadamente, que yo viví en Egipto, me asalta sobre todo una imagen de niño jugando con otros en un ramal del Nilo, posiblemente, también hijo de alfarero. ¿Estuve también en la ladera del Sinaí? ¿Somos los mismos personajes que vamos pasando de una vida a otra, de un tiempo a otro? Pues no lo sé, quizás sí o quizás no, pero el hecho de que uno se haga estas preguntas denotan que pueden tener cierto fundamento. De cualquier forma, especulaciones son y llegará el día en que se nos informe de lo que estábamos equivocados, de cualquier manera jamás me atribuiría el formar parte de lo que se llama “El Pueblo Elegido”, no me considero con méritos para ni siquiera pensar en esa posibilidad. Entendiendo por pueblo elegido no el Israel terrenal y menos actúal, sino el Israel celestial o La Casa de Sión. Debe ser por Su inspiración que, supuestamente voy por el camino que debo, terminando ya el tronco de mi Árbol de la Vida, no me ha costado tanto deshacer para enmendar y puedo decir que en la alfombra voy superando el nivel en el que se produjo el error. Mi propio árbol, como el de todos tuvo mis raíces en mis antepasados, el legado que recibí de ellos no fue importante materialmente pero si valioso para conducirme por la vida. De mi abuelo aprendí a pensar por mí mismo, a ser independiente y a ser libre, a encender luces en mi cabeza cuando todo es oscuridad. De mi padre el ser honrado, el estímulo para esforzarme en hacer las cosas bien e intentar superarme y a dejar el resto en manos de Dios.
Mi padre era alfarero, fabricaba hermosas vasijas de arcilla y aunque humilde, era y se sentía necesario; decían que sus ánforas eran las que conservaban el agua más fresca, en agradecimiento a ese don, siempre a la puerta de casa había un recipiente con agua para aliviar la sed de quién pasaba por delante. El recuerdo de niño eran las pequeñas figuras que me hacía como juguetes y eran la envidia del resto de los niños, me hacía pequeños soldados, animales y hasta canicas. Recuerdo que a veces el horno también servia para cocinar pan o un buen asado de cabrito. Mi padre estaba orgulloso de su trabajo, fabricaba también los cántaros que amarrados a las norias servían para extraer el agua del río y verterlo en las acequias de los huertos que lo bordeaban en sus dos márgenes. A mi me gustaba jugar en la acequia, recogía cañas y con ellas fabricaba pequeñas balsas que ataba con juncos, a veces las ponía una pequeña vela de trapo -si había trapo que desperdiciar- jugaba a hacer carreras o a viajar en ellas como Simbad y soñaba que la corriente me llevaría al océano -o sea al estanque- y allí vivía maravillosas aventuras entre genios, maravillosos pájaros o peces como montañas, que en la realidad no eran sino las percas del estanque y alguna que otra captura de una rana despistada, también me gustaba hacer presas y poner a prueba su resistencia frente a la corriente del reguero. Me gustaba jugar sólo, nunca tuve necesidad de compañeros, si los tenía, bien, y si no, mi imaginación cubría de sobra esa falta. Cuando tenía algún deseo que sobrepasaba las posibilidades de la familia me decían que lo escribiera en un trocito de tela y lo anudara a una de las ramas de la higuera, que el viento se encargaría de llevar ese deseo hasta el lugar apropiado para que con el tiempo se cumpliera, era una manera de, sin herir los sentimientos infantiles alimentar la ilusión y la esperanza de que todo lo conseguiría con el tiempo.
Mi madre se ocupaba de nuestra huerta, teníamos dos higueras, varios granados y unos cuantos ciruelos, naranjos y limoneros y cultivaba las mejores lechugas de la aldea junto a tomates, pepinos, cebollas y rábanos que después vendía en un pequeño puesto los días de mercado. Cuando los árboles estaban rebosantes de frutos, yo ayudaba a mi madre a vender y con una caja de madera conteniendo, a veces higos, otras naranjas o limones, me situaba en cuclillas en el camino de entrada al poblado y casi siempre conseguía vender toda la mercancía, me sentía útil y orgulloso de poder contribuir al sostenimiento de mi casa, nunca me quedé con una sola moneda, todo lo entregaba en mi casa. Otros chicos también salían a vender pero yo terminaba antes porque siempre regalaba con la compra un ramito de hojas de menta para el té, que a nosotros nos sobraba. Lo que no podíamos vender no se desperdiciaba, recuerdo los higos verdes y jugosos en cestos o ya preparados para vender en la caja de madera primorosamente colocados por mi madre entre hojas de higuera e hinojo, recuerdo también los albaricoques, las ciruelas y los racimos de uvas, alineados para su secado en repisas al sol y protegidos por una fina red para evitar las moscas y los insectos, con el resto mi madre hacia deliciosas confituras, en las que incluso a veces mezclaba pétalos de rosa. Pero mis recuerdos preferidos son el discurrir del agua por la acequia sombreada entre la higuera y los naranjos para ir a parar finalmente al estanque, los destellos del sol sobre el agua y las comidas y cenas debajo de la parra bajo la multitud de racimos colgando, unos verdosos, otros amarillos, otros cobrizos; me imaginaba estar en el gran salón del sultán entre lámparas y faroles multicolores.
Disfrutaba chapoteando en verano en el estanque que teníamos en la huerta y trepando a las higueras, me gusta su olor y también coger las granadas que luego se convertirían en zumo a la venta en el puesto junto a la entrada de la mezquita y coger hierbabuena de los bancales para hacer ramitos para el té y también coger caracoles con los que organizaba carreras.
Ya de niño, apreciaba la soledad, a veces jugaba a las canicas con mis vecinos pero siempre me ganaban, las de ellos eran de otros materiales más fuertes que las que a mí me hacía de barro cocido mi padre y disfrutaban destrozándolas así que tampoco tenía sentido participar en un juego en el que siempre perdía. En realidad me organizaba bien solo. Luego tenía mis compañeros de banco en la escuela pero la amistad empezaba y terminaba allí. En la escuela aprendí no sólo los rudimentos sino lo necesario para manejarme en la vida. Mis maestros me enseñaron a ser buena persona, el intentar ser valiente noble y bueno, también aprendí a no buscar lo oculto, pero si se muestra a no rechazarlo, y mejor todavía no divulgarlo y guardarlo para uno mismo, el perseguir la sabiduría, a tener mucho cuidado en mantener la razón en perfecto estado, porqué dejar que entre algo peligroso en ella puede destruirte y sobre todo a intentar poner freno a la lengua y ser prudente. La mejor palabra en una discusión es la contenida, la que nunca se dice. En esto no tengo mucho problema porqué me rodea poca gente, quizás solo la justa, no necesito muchos a mi alrededor y por
eso tampoco tengo muchas oportunidades de discutir, no obstante tampoco soy peleón y si para alguien es importante que su criterio sea el que prevalezca a mí en realidad me es indiferente, no me interesa ser “el de la última palabra”, normalmente el tiempo es buen juez y todo lo pone en su sitio exacto y si no ya llegará el día en que nos aclaren a todos en qué estábamos equivocados. Disfruto en realidad en esta pequeña familia que formamos yo y yo mismo.Para la paz la amplio a mi Dios personal y para compartir a mi círculo de amigos celestiales. Nunca me encuentro ni solo ni desocupado.
II Acto
Transcurre con Adnan sentado a la puerta de su casa, es de noche. Junto a él una tetera en una pequeña bandeja, un vaso de té de colores y una lámpara de aceite.
En mi casa sólo se oye el ruido del telar, el crujir de algún arcón por la noche y el del viento; en las casas de los vecinos, quizás haya “mas vida” si por eso entendemos el griterío de los niños, el ruido de los cacharros el ladrido de los perros, las discusiones, (a veces acaloradas entre los matrimonios). Sólo el tenue sonido del laúd de la casa de enfrente, donde vive el matrimonio con su hijo ciego me compensa del resto.
Mi vida es más de asceta que mundana, esa es la suerte que me ha sido asignada(C.17:13). Podría haber sido más activa pero no por ello menos plena, no dejaré más descendencia que mis alfombras que hablarán por mí, que me sucederán, ellas no sólo se componen de lana y seda sino de otro componente tan importante como inmaterial y es el tiempo, el tiempo empleado en ellas no se ve pero está ahí y forma parte de la obra y es un tiempo puro, tiempo de trabajo, de meditación de paz. A través de esas alfombras viviré en la intimidad de muchas familias, me enteraré de sus alegrías y de sus penas, seré testigo de sus problemas y anhelos y por tanto compañero y testigo de sus vidas. No dejaré hijos pero si, mi obra, que durará… lo que Dios quiera que dure, la vida es destrucción, es un afanarse del hombre para que el tiempo destruya la obra de sus manos, desde el principio de los tiempos ha sido así, ni siquiera el Templo se libró, por dos veces fue destruido, este hecho en sí siempre me ha provocado la duda de si en realidad, tanto el primero como el segundo Templo fueron obras aceptadas por Dios. Las más prósperas y maravillosas ciudades que tuvo el mundo se destruyeron para dar paso a otras que volverán a destruirse y así sucesivamente, se destruyó el esplendor y se veneraron las ruinas posteriormente, no me preocupa por ello no dejar descendencia. Ni la descendencia de Salomón a pesar de su sabiduría fue la conveniente ni la de la mayoría de los emperadores y reyes de la antigüedad según las Escrituras. ¿Para qué preocuparse pues de descendencia? ¿Para qué preocuparse de dejar un legado material a alguien que no hizo nada por ganarlo y a veces para merecerlo? Y en cuanto a la descendencia: pienso en la responsabilidad de la educación de esos hijos que no tuve y el esfuerzo que habría tenido que invertir para convertirles en hombres de bien y me parece una tarea agotadora con un resultado incierto porque el resultado final no responde exclusivamente al interés de los padres sino a otros factores que la vida les iría presentado. En cuanto a la huella o recuerdo para la posteridad: con lo que reflejan mis alfombras me daré por satisfecho, si no me importan las opiniones de los demás ahora. ¡Como va a importarme lo que de mí digan en la posteridad! Sinceramente el juicio de los demás a la hora de mi partida no me importa, aunque sé que el epitafio no será favorable, (casi nunca lo es para nadie) la gente tiene más memoria para recordar lo malo de ti que lo bueno y eso es algo con lo que cuento de antemano y sinceramente me da igual.
Sobre la vejez: alguien me contó que en la India al llegar a cierta edad el cabeza de familia se aniquila y se marcha en soledad a vivir a los bosques hasta que le viene a visitar la muerte, se ha despedido de su familia en vida, le recordarán vivo, pero los últimos días de su vida, con todo el sufrimiento que eso pudiera conllevar se los reserva para él, quizás este hecho sea considerado por una parte como una renuncia a todo lo que vivió y una vuelta voluntaria al origen pero en vida, posiblemente todo un honor, el personaje, abrumado por su vida, su carga familiar, sus responsabilidades, decide abandonarlo todo en busca de la Paz definitiva. C4:100 Y quién abandone el ámbito del mal por la causa de Dios, hallará en la tierra muchos caminos de soledad pero también abundante vida.
Sobre la rutina, el trabajo de mi padre también era rutinario él amaba la tierra el agua y el fuego y se sentía feliz empleándolos para manejar formas, él decía que era el oficio más importante que un hombre podía tener, pues Dios, demostró ser el primer alfarero al crear a Adán. Pero…¿que es la rutina? ¿Se cansa el sol de salir y ponerse a diario? ¿se cansan las estaciones de sucederse unas a otras? No, no es la rutina lo que cansa sino el eterno afán de buscar continuamente algo que nos haga más felices y,
curiosamente, cuando creemos que lo hemos conseguido nos damos cuenta que ni era tan malo lo antiguo ni tan bueno lo nuevo. No pienso en la rutina, y no llevo ningún control de las horas ni del tiempo, él lo lleva de mí y lo siento cada día. Me levanto con el sol y me acuesto un poco más tarde que él, como y bebo cuando lo necesito pero no a ninguna hora determinada, del tiempo me preocupa no su paso, sino lo que hago con él y cuando me acuesto intento acostarme satisfecho si la labor de ese día aunque sea rutinaria me ha convertido en un hombre mejor. No será este árbol que tengo ante mí tan sabio y eficaz como el que le produjo a Siddharta la iluminación pero en realidad sabe mucho de mí a él acudo para lograr a través de mi trabajo y mi concentración la autenticidad humana y la experiencia de la unidad con el Todo.
Mucha gente me pregunta porque no me he casado. Hubo un tiempo en el que creí estar enamorado, todos los días me cruzaba con una joven, como esto se convirtió en costumbre, pasamos de mirarnos de soslayo, a esbozar una sonrisa, así estuvimos un tiempo pero mi timidez no me permitía ir hacia adelante, no sé si la timidez puede ser o no un obstáculo en la vida, el caso es que al cabo de un tiempo (no mucho) vi a la joven acompañada y del brazo, supongo que de su prometido. Supongo que las mujeres no fueron creadas para perder el tiempo, sino con la cualidad del sentido práctico, es mi particular manera de pensar que al dejar mi destino en manos de Dios, si ha de ocurrir algo en ese sentido, Él mismo lo pondrá en mi camino y de esa forma sabré que no estaba equivocado. He de confesar que no he vivido ninguna gran aventura pero tengo el convencimiento de que la mejor aventura es la que se imagina pero no se tiene. Creo que la magia reside en la experiencia en pareja de forma perfecta, por lo que veo a mi alrededor eso es difícil si no, imposible. Lo imaginado es limpio, perfecto, sin tacha, lo real puede ser sucio, lleno de fallos y defectos y con mucho que evitar. No, creo que no estoy hecho para el matrimonio, ni para ceder una parte de mí a otra persona, ni para compartir mis momentos, mis intimidades ni mi vida. Hoy por hoy me compensa mi soledad. Este es un enfoque muy personal que con pocos puedo compartir, no hay acuerdo sobre ello en las discusiones pero es mi criterio y por tanto lo que a mi me vale. No me importa y además comprendo que haya quien piense de otra forma. Quizás la conversación con mi árbol, con mi alfombra peque de trascendental, pero noto un cambio en mi actitud mental, y estas conversaciones conmigo mismo me muestran detalles de mi vida que había que corregir. Antes gastaba mucho tiempo pensando en preocupaciones y tonterías superficiales que no me permitían: ni apreciar el mundo como en realidad es, llenándolo de prejuicios a mi forma y de alguna forma me estaba velando para conocer el otro mundo más espiritual, dicen que para tener acceso a ese mundo, la gente tiene que tener su mente en blanco, que Dios no permite compartirle ni con nadie ni con nada cuando Él está contigo. ¡Esto es muy difícil de conseguir! Y por tanto el encuentro muy difícil de lograr. Aunque como Dios es comprensivo y nos creó humanos, imagino que en esto tendrá que tener paciencia y tratarnos a cada uno de una forma diferente. Al parecer habrá que trabajar el silencio si queremos lograr un nivel superior porqué solo llega a algo el que se considera nada.
Pero, no todo el la vida es espiritual y perfecto, nos movemos en un plano muy lejano a eso, por tanto y considerando que somos humanos y con humanos hemos de convivir, he tenido que aprender a tener los dos pies en la tierra y que no hay que anularse ante los demás. Nunca me dio buen resultado ni la excesiva humildad ni el poner la otra mejilla sino la firmeza y si hay que hacer o decir algo se hace y se dice. Hay una frase atribuida al Rey Salomón que dice algo así como: “Hay un tiempo para hablar claro y fuerte y hay un tiempo para el silencio”. También se cuenta que es suya “¿Quien es sabio? Quién aprende de todo el mundo” Y si aprendes de todo el mundo en las situaciones que nos presenta la vida, la espiritualidad hay que dejarla aparte. Está claro que a Salomón la sabiduría le vino como regalo, aunque al final de sus días parece que la despreció yendo a caer en la idolatría y destruyendo la confianza y la sabiduría que Dios había puesto en él y es que (Reyes 11) 700 mujeres y 300 concubinas son demasiada carga para mantener la razón en orden. Lo que también está claro es que se puede aprender de todo el mundo pero en dos vertientes, en una lo que es imitable y se debe hacer y en la otra vertiente lo que no se debe hacer, no obstante todo es enseñanza y teoría pues los hombres no estamos hechos para ser ni perfectos ni infalibles sino humanos, demasiado humanos.
Me viene a la mente lo que podría haber sido de mi vida de haber nacido en un sitio diferente. Creo que Dios nos hace nacer en un tiempo y en un lugar determinado y que por tanto ahí ha de desarrollarse el destino de cada persona, también debido a la facultad de decidir con la que nos obsequió, podemos por nuestra parte alterar el curso de las cosas y marchar a otro lugar, en cuyo caso a partir de entonces te corresponderá a ti y no a Él decidir el rumbo que quieras llevar. Yo opté por quedarme donde me puso y soy feliz, pero hay quien necesita ir a otras tierras, establecerse y prosperar allí y a veces sufrir acontecimientos que de haber
permanecido en su patria, quizás no hubiesen tenido lugar. Diferente es cuando el lugar donde vives es sometido a alguna desgracia que implique destrucción o peligro, quizás entonces se te inspire el cambio o la huida, tal como ocurrió a José y María en su huida a Egipto con Jesús, por el contrario en el caso del traslado de Jacob con sus hijos también a Egipto, hubo un momento en que los israelitas tuvieron que regresar huyendo de Faraón al haber sido su pueblo esclavizado y sometido en Egipto. Ante la duda siempre pregunto y espero respuesta, puede ser que me equivoque y puede ser que no, puede ser que venga la respuesta y yo no la sepa interpretar, pero se que en el fondo sea cual sea mi decisión, equivocada o no, siempre tendré la ayuda para llevarla a cabo o si no para enmendarla.
Mis alfombras ahora junto a mis pensamientos son mi vida, no deseo cambiar nada, mi mundo es pequeño pero esa pequeñez me proporciona la paz. Hubo un tiempo en que me planteaba las prioridades de mi vida, tener una gran casa con patio rodeado de arcos, con naranjos y limoneros, jazmines y adelfas y una bonita fuente de azulejos en el centro, tener tiempo para leer, para escribir, para cuidar del jardín y no tener que preocuparme económicamente de mi subsistencia. Me esforzaba en mi trabajo, pensaba que todavía había tiempo, sacudía el tronco de la palmera hacia mi para hacer caer los dátiles (C.19:25) pero los dátiles no caían y me planteé si a lo largo de mi vida no había sacudido con la fuerza necesaria el tronco de la palmera y encontré que sí, que intenté muchas cosas, que encendí muchos fuegos que me fueron apagados o que la madera no prendió, pero si, he sacudido el tronco con fuerza y veo que otros lo sacudieron menos y también con menos méritos llegaron más lejos que yo. El tiempo se encargó de poner todas las cosas en su sitio y por una serie de hechos desafortunados mis prioridades cambiaron radicalmente, para darme cuenta que la (Prov.30:7) Áurea mediocridad me basta, es decir: tener lo suficiente como para vivir, tratar de mantenerme lejos de la mentira y el engaño y todavía más importante vivir en la paz para lo que un cuerpo sano es la base. Hoy por hoy con eso me basta.
Mantenerme fuera de la mentira y el engaño e invocar a la verdad que disipa lo falso (C:17:81) es lo que me hace repasar a estas alturas de mi vida (y de mi alfombra) mis relaciones con los demás. La amistad: he conocido muchas gentes pero al igual que el amor verdadero, tampoco he encontrado un amigo en toda mi vida, o al menos un amigo desde el punto de vista que considero que debiera ser. He conocido y conozco mucha gente, pero poca que merezca salir del grupo de “gente” y pasar al de “personas”, en éste ya hay menos y del grupo de personas, aún no he podido pasar a nadie al de amigo. Son conocidos, gente que te rodea y con la que tratas, negocias, vecinos con los que intercambias algún saludo y favores, familiares, conocidos… pero amigos… ninguno. En algunos casos la gente te quiere como cliente, en otros como proveedor, en otros para que les admires y aplaudas y por tanto considerarte como inferior, de otros sufres envidias y maldades ocultas entre palmadas en la espalda y afectuosos saludos y otros para conseguir cualquier cosa otros sólo te piden favores. En resumen siempre o casi siempre te quieren para servirse de ti. No he visto nadie que desinteresadamente charle contigo de algo sin tratar de imponerte su criterio, cerrándose a tu respuesta mientras busca la forma de rebatirte, sin escucharte. He encontrado en la mayoría una actitud de “Yo primero”, “yo antes”, “yo tengo”. Sobre todo: “yo tengo” y un omnipresente “lo que tienes que hacer es…” He visto comportamientos más fieles y nobles entre animales que entre familiares, socios y “amigos” Ante eso, prefiero mi Yo, pero a diferencia de tratar de imponer a nadie ese Yo, es imponérmelo a mí mismo, y convencerme de que en realidad no tengo tampoco necesidad de ese tipo de relaciones, por ello estoy bien como estoy. E incluso a veces también peleo conmigo mismo al igual que la urdimbre y la trama de la alfombra a veces conversan y otras pelean.
Este trabajo es agradecido no se necesita nada más que la materia prima un cuchillo un peine y unas tijeras, y la principal son las manos y la cabeza del tejedor dan forma a veces a una obra de arte. Yo me inicié en el taller de mi maestro dibujando cartones, al principio lo hacía muy mal, me costó trabajo aprender, finalmente dominé el dibujo y pasé a aprendiz de tejedor. Mi maestro presumía de que era descendiente del artesano que tejía las alfombras al sultán Murad III, nos enseñó una antigua ilustración de el llamado “Libro de la Felicidad”, encargado por el mismo sultán, en la que se le puede ver sentado entre ricos cojines secretarios y sirvientes hojeando unos antiguos manuscritos; sobre la cabeza del sultán figura un impresionante tapiz con un árbol de la vida en forma de ciprés escoltado por otros dos, uno a cada lado y por dos cepas de viñedo sobre fondo blanco. Quedé tan impresionado al contemplar esa ilustración que decidí especializarme en ese tipo de alfombra que no siempre está tejida en los mismos colores. Para la técnica de los colores me servía a veces de los procedimientos que veía emplear a mi padre en el taller de alfarería, él, asimismo se servía de enseñanzas de sus antepasados, me fascinaba ver como conseguía el vidriado añadiendo a la arcilla los desechos del vino después molían la mezcla y añadían óxido
de plomo. Una de las obras que conservo de mi padre es una pequeña jarra azul vidriada con óxido de cobalto, a veces también fabricaba azulejos que en sí mismos eran una obra de arte, recuerdo especialmente un león como los de la puerta de Ishtar de Babilonia. Sus trabajos los firmaba con su huella digital, su arcilla era tan fina que la huella quedaba perfectamente definida con lo cual no había duda de la autoría. De mi padre, el recuerdo que me quedó, es aparte de su honradez, su amor por el trabajo que creo haber heredado. Ecl. 3:22 Y vi que no hay para el hombre nada mejor que gozar de su trabajo, pues ésa es su parte.
Y mi árbol, creciendo día a día ha llegado a su copa siendo testigo de mi estado y de mis conversaciones conmigo mismo. En realidad ¿cual es la utilidad de un árbol? A simple vista, el mismo que el de un humano: proteger con tu sombra, crecer sano fuerte y sin plagas, desarrollar fuertes raíces, (C:14:24) dirigir tus ramas al cielo y en la copa, en tu esplendor, dar frutos; contra mejores frutos mucho mejor. Todo un paralelismo con una vida de hombre, quizás sea un concepto simple, yo me considero también simple, no entiendo lo complicado y he sido feliz manejando el conocimiento a mi forma: ECL.1:18 Donde hay mucha ciencia hay mucha molestia, y creciendo el saber crece el dolor.
Y llegado hasta este punto la alfombra está terminada con su gran medallón central que ocupa el árbol, y asimismo el campo. Esta alfombra es especial, será única porqué entre los bordes exterior e interior, y a modo de marco, van bordadas en hilos de la seda y en la más delicada caligrafía, las siguientes sentencias:
Ecl. 3 1-8 Todo a su tiempo. Todo tiene su momento y todo cuanto se hace debajo del sol tiene su tiempo. Hay tiempo de nacer y tiempo de morir; tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar y tiempo de curar; tiempo de destruir y tiempo de edificar; tiempo de llorar y tiempo de reír; tiempo de lamentarse y tiempo de danzar; tiempo de esparcir las piedras y tiempo de amontonarlas; tiempo de abrazarse y tiempo de separarse; tiempo de buscar y tiempo de perder; tiempo de guardar y tiempo de tirar; tiempo de rasgar y tiempo de coser; tiempo de callar y tiempo de hablar; tiempo de amar y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra y tiempo de paz.
Que rodeadas de pájaros de colores las hacen resplandecer aún más.
Y llegado a los flecos, no quedaba espacio para añadir:
“Tiempo de convertirse en cenizas y tiempo de formar parte del Universo”. Esta será mi última firma como humilde artesano y como tal irá en el reverso. Tiempo por tanto de poner Fin a todo”.
Sea la Paz contigo que me acompañaste hasta el final y conmigo el día que muera y el día que sea resucitado a la vida.C.19:33

Ghul la maga, combate de Isfendiar – Firdusi

Extracto del Libro de los Reyes, primera parte en la que se narra la vida del rey persa Guerschasp, cuyo hijo Isfendiar obtendrá su trono si sale vencedor de una serie de hazañas peligrosas, aquí se narra su combate con una maga o Ghuleh.

Ghul la maga puede convertir el desierto en mar y hacer que descienda sobre el horizonte el sol cuando está en el cenit.
Isfendiar sonrió y, dispuesto a luchar, se puso una túnica de lino y tomó una guitarra. Divisó un bosque que era un paraíso; allí el sol parecía un tulipán, y las fuentes manaban agua de rosas.
El príncipe se apeó del caballo al borde de una fontana, cogió su guitarra y cantó con toda su alma. La maga oyó su voz y se regocijó. Trazó sobre la arena unos signos misteriosos y se transformó en una joven muy bella, con la cabellera negra como el almizcle. Así se aproximó a Isfendiar, con sus mejillas semejantes a una rosaleda y flores en su seno.
Pero Isfendiar le lanzó al cuello una cadena de acero que había traído Zoroastro del Paraíso. A la sazón la maga adoptó la forma de un león y quiso desgarrar a Isfendiar. Pero éste tiró de su espada y exclamó:
-“No puedes hacerme mal alguno, aunque amontonases montañas de hierro. Vuelve a tu forma real y te hablaré con mi espada”.
Entonces apareció en la cadena una anciana maloliente, de cabellos verdosos y rostro negro. Isfendiar le asestó un golpe con su espada y ella expiró. En el mismo instante, el cielo se tornó negro, resonó una tempestad y una nube de polvo envolvió todas las cosas.
Isfendiar subió a un monte y dominando con su voz el clamor del trueno, lanzó un grito que resonó en el valle.

Saadi de Shiraz, Persia (1213 -1291)

Musharrif al-Dīn ibn Muṣlih al-Dīn)
Saadi

Considerado en Persia como como poeta nacional desde su muerte hasta nuestros días. Su obra, en contra del paso del tiempo parece estar escrita ayer. Su bagaje se inicia con su partida de Shiraz en su primera juventud para terminar sus estudios en Bagdad y regresar a Shiraz como hombre adulto. Su vida fue un continuo peregrinar de un extremo al otro del mundo musulmán, sufrió la invasión y conquista de su país por los mongoles, trató y conoció a multitud de personajes, desde ladrones a sufíes esas experiencias humanas tuvieron gran importancia en su obra. Acabó sus últimos días como místico contemplativo.

Su obra impregnada de un gran misticismo y bondad está escrita en términos elegantes, hacía especial hincapié en el respeto a la moral, al deber y al cultivo de la virtud y a la ética. Se dice que Saadi escribía tanto para el pueblo como para sus reyes. Prueba de lo anterior es lo siguiente:

Inscripción que puede leerse hoy en día en el Hall del edificio de Naciones Unidas en Nueva York

Los hijos de Adán asemejan a los miembros de un solo cuerpo. 
Todos ellos comparten la misma esencia en la creación. 
Cuando uno de los miembros siente dolor los otros miembros no encuentran descanso. 
¡Oh tú que no sientes el sufrimiento de la humanidad, 
no mereces que te llamen ser humano!

Pertenece a Saado, al Gulestán (El jardín de rosas, 1258) 

Sus obras principales son dos poemas:
El Bostán (Jardín de las frutas) 1.257 escrito en verso
El Gulistán (El Jardín de las rosas) 1258 escrito en prosa

Y al Bostán pertenecen:
La Perla
Una gota de lluvia cayó de una nube al mar.
¿Quién soy yo al lado del océano?
Estoy perdida y desapareceré en su inmensidad
Dios oyó esta humilde confesión, de modo que la gota fue recogida dentro de una concha de nácar, donde se transformó en una perla de un tamaño y un color magníficos.
Mas tarde, fue pescada y adornó la diadema de un rey.

Y el tan de nuestros días

La hambruna de Damasco

Una hambruna asolaba la ciudad de Damasco. Era tan terrible que los amantes olvidaban el amor.
Ninguna lluvia caía del cielo sobre la tierra desecada; los árboles morían en los vergeles, las fuentes se secaban, los bosques parecían de hojas y de frutos; las colinas no tenían verdor alguno, ni cantaban los pájaros.  Los hombres estaban obligados a alimentarse de saltamontes.
En medio de tanta desdicha encontré uno de mis amigos, gran personaje colmado de honores y poseedor de una inmensa fortuna.
Sin embargo, sólo tenía piel y huesos.
Le testimonié mi sorpresa.
-¿Que desgracia te ha reducido a tan lamentable estado?

Me respondió iracundo:
– ¿Acaso no ves cómo esta plaga destroza el país? La miseria llega al colmo: del cielo no cae lluvia y la queja humana no llega al cielo.
-¿Que temes? – repliqué-. Eres rico y no puedes, como otros, morir de hambre. La cerceta* no se preocupa por la inundación.
Mi amigo me miró con lástima, como se mira a los ignorantes.
-El hombre de corazón -me recriminó- no se queda en la orilla cuando sus compañeros son arrastrados por las aguas. No es el hambre lo que ahueca mis mejillas y pone en mi frente el color del marfil. Es la angustia de aquellos a los que el hambre atenaza.
El sabio siente más el sufrimiento ajeno que el suyo propio; el hombre honrado comparte el dolor de su vecino,
Viendo a mi alrededor a tantos desgraciados que se mueren de sed y hambre, tengo horror a los alimentos como se aborrece el veneno.
Un jardín lleno de luz y pájaros pierde todo su encanto para aquél cuyo amigo gime en una húmeda y negra prisión.

*cerceta: ave acuática, también llamada pato aliverde o pato serrano

Saadi de Shiraz, sus poemas hablan por él, para conocerle no se necesitan más palabras que leer sus obras.
Saadi de Shiraz tan lejos en el tiempo y tan cerca de nuestros corazones.

Anónimo árabe sobre la belleza

Quien compara tu talle con la rama fresca,
mala y falaz comparación hacía:
La rama más hermosa es aquella
que se encuentra revestida por las flores;
tu, en cambio,
eres mas hermosa cuanto más desnuda.

Abū Nuwās La luna de las 1001 noches

Al-Hasan ben Hani al-Hakami

Abū Nuwās
Poeta del amor

Abū Nuwās nació in Ahwaz (Persia) la tradición nos dice que su padre sirvió en la armada del ultimo Califa Omeya y su madre, persa, era lavandera, pese a la modestia de su familia fue educado en Kufa y Basora. Aprendió el arte de la poesía de su maestro Waliba Ibn al-Hubab que gozaba de una gran reputación en Basora. Mantuvo a lo largo de su vida una estrecha relación con el Califa Harún al-Rasid, (no siempre amistosa) llegando a ser preceptor de su hijo el príncipe Al Amín, pero por otra parte el mismo Califa ordenó su encarcelamiento por sus excesos, ante este hecho Abū Nuwās compuso lo siguiente.

“Di al Califa para que pueda seguir viéndole en todo su poderío:
¿Quien será tu Abu Nuwäs si encarcelas a Abū Nuwās ?
Lo maltrataste y olvidaste
mientras él jamás olvidó su pacto contigo.
Distinto trato habría esperado
de haber sido tú un hombre ecuánime”

Dïwän 384 Metro mayzu al-kämil

Tras oír estos versos, el califa le perdonó añadiendo:

“Jamás habrá´otro como Abū Nuwās ”

Anécdota atribuida a Ibn Qutayba Kitab al-sirwa-l-su ara 543

En aquella época era costumbre que los poetas tras su formación inicial marchasen al desierto a pasar un tiempo entre las tríbus beduinas y mejorar su árabe. Aunque aprendió el lenguaje de los beduinos, Abū Nuwās nunca aceptó la forma convencional de plasmar sus versos en forma de Qasida o nasib, un género de poema nostálgico en el que el poeta por costumbre lamentaba el abandono de sus campamentos, el amor perdido, etc. En su rebeldía incluso parodiaba, ese lamento o nostalgia pero de las tabernas o de otros placeres más mundanos.

“Un desgraciado hizo alto para interrogar, lamentándose a los vestigios
y yo hice un alto para preguntar por la taberna del lugar.
El llora por las ruinas de los Asad, que ya pasaron.
¡Mal hayas! Dime quiénes son los Banu Asad, Tamim,
Quays y sus compañeros.
Los beduinos no son nadie ante Dios.
Que no se sequen las lagrimas de quien llore por una piedra
ni halle serenidad el corazón de quien se inclina por una estaca.
¡Que diferencia entre quien describe en la taberna las excelencias del vino
y aquel que llora por una zanja y una camella!
Deja esas cosas inexistentes y bebe vino añejo azafranado,
de ese que separa al cuerpo del espíritu,
escanciado por un joven de fino talle,
derecho como una rama de sauce que la fatiga no curva.
¿No ves que el rostro de la tierra brilla revestido con los tapices de Leo?
La primavera les ha tejido un brocado recubriéndolos de flores,
juntas o separadas, y en su sazón”.

Metro basït, rima däl lHA, 416

Sus poemas suelen ser en metros rítmicos que se adaptan perfectamente a la música para ser cantados mas que recitados. Dejando a un lado su personalidad, Abū Nuwās está considerado como el mas famoso poeta del amor de la dinastía Abásida (758-1258) .Sus poemas siempre tienen una “especial chispa”, son diferentes por su modernidad,sinceridad, audaces e incluso irreverentes.

“A la pregunta: ¿quieres peregrinar a la Meca?
Respondí: “si, cuando se agoten los placeres en Bagdad”.
¿Si no salgo de casa de la alcahueta o el vinatero
cómo voy a peregrinar?

Metro basït. Rima däl. HA 418; Dïwän, 239; vl,4

Sus temas suelen ser de temática homo erótica aunque se le reconoce la autoría de poemas de amor dedicados a mujeres.

“Vi a una cristiana de la que me enamoré
con el amor de Urba el udrï * y del amante nahdí.*

Ven a mí, le dije, pues sin cesar me evitaba.

¿Con semejante rostro esperas de mí el amor?
Si en el zoco se vendieran por dinero rostros,
ahora mismo lo cambiaría por otro,
a ver si así deseabas unirte a mí.
Feo soy, pero poeta.
Ni aunque fueras el mismísimo Näbiga al Yâ´dï.”

Metro tawïl, rima di. HA, 433, Dïwan, 200

Se refiere al poeta del amor ·udrï `Urwa Ibn Hizäm (SVII) poeta que murió por amor.
Se refiere al poeta nahdí `Amr Ibn `Ajlän que murió de amor por Hind

En sus poemas, Abū Nuwās rozaba casi siempre la linea roja de lo permisivo, aún en nuestros días algunos de ellos resultan “subidos de tono” por lo que en su tiempo no es de extrañar que se le calificaran como desvergonzados e inapropiados. Posiblemente habría que agradecerle su franqueza en el abierto tratamiento de unos temas que se pretenden ignorar, silenciar pero que están ahí y forman parte de la vida.

“Entre las gentes no tengo igual. Mi agua es el vino,
mi aperitivo los besos.
Mi lecho son los traseros desde que me levanto hasta que
me acuesto”.

Metro mutaqärib, rima läm, IQ 543; Dïwän. Beirut, sd, 512

Abū Nuwās escribió en todos los géneros de la poesía árabe con especial acento en la nobleza del hombre.

“Todo mortal, hijo de mortal, con linaje entre los mortales,
demuestra su nobleza cuando es puesto a prueba”

Metro tawïl, rima nün
O
“Mejor es morir del mal del silencio
que morir del mal de tus palabras.
Sano es quien retiene su boca con la brida”.

Metro mayzü· al-ramal, rima mim

O
“Cada cosa tiene una seña propia que la hace sin par”

Metro mayzü al tawïl, rima däl

La popularidad y admiración hacia Abū Nuwās supera su perfil humano para formar parte de un universo mágico o de leyenda, cientos de años después de su muerte se le recuerda como protagonista de una de las Mil y Una Noches y mas de mil de años después se le sigue recordando incluso en nuestros días, donde Pasolini le rindió recuerdo y homenaje al plasmar en su film Il fiore delle mille e una notte. Año 1974. traducida al español como Las mil y una noches “esa Noche especial y sensual” y que poco más o menos transcurre de esta forma:

Cierto día Abū Nuwās preparó un magnífico festín pero no tenía a nadie con quien compartirlo. Se encomendó a Dios exclamando: “¡Señor mío, Dueño mío!” Te ruego que hagas que encuentre alguna persona merecedora de tal banquete, apta para ser hoy mi comensal”. Apenas había terminado de pronunciar estas palabras cuando vio a tres muchachos. Eran de distinto color pero de igual hermosura.

Abū Nuwās se acercó a aquellos jóvenes y les saludó. Le recibieron con el máximo respeto, pero se dispusieron a continuar su camino, ante lo cual, les interceptó recitando estos versos:

“No os marchéis: con otro! Tengo tesoros de cosas buenas:
vino excelente traído por los monjes del monasterio,
carne de cordero y varías especies de pájaros.
¡Comed de esto! ¡Bebed el vino añejo que aleja todo mal!
¡Gozad unos con otros y acariciad, entre todos, mi miembro!

Los jóvenes respondieron: “¡Oír es obedecer!”
Se sentaron, comieron, bebieron, disfrutaron, gozaron y pidieron a Abū Nuwās que dijera cual de los tres era el mas hermoso y perfecto. Después de dar un par de besos a uno de ellos recitó estos versos:

¡Rescataría, con mi vida, el lunar que tiene en la mejilla!
Pero ¿Como se puede rescatar este lunar con dinero?
Bendito sea Quien creó sus mejillas sin bozo y asentó en una
la máxima belleza que es este lunar!

Besó en los labios al segundo y señalándole recitó este par de versos:

El amado tiene un lugar en la mejilla
que parece almizcle sobre un campo de puro alcanfor.
Mi mirada queda absorta al verlo y el lunar responde:
“¡Bendito sea el Profeta!”

Después de haber besado diez veces al tercero recitó estos versos:

Un joven que sujeta el vino entre las manos
funde el oro en copa de plata.
Pasea, como el escanciador, una copa de vino
mientras sus pupilas llevan otras dos.
Hermoso; es un hijo de turcos, una gacela.
Su cintura está entre los dos montes de Hunayn.
Si mi espíritu está tranquilo en Bagdad, mi corazón vacila
entre dirigirse a uno de estos dos sitios:
A Diyar Bakr, hacia donde le atrae un amor,
y a la tierra de las dos mezquitas.

Dejando aparte su faceta homo-erótica, sus poemas báquicos fueron especialmente celebrados, uno de los cuales a modo de ejemplo forma parte del episodio citado de Las Mil y Una noches.

No aceptes el vino si no te lo ofrece una gacela
que se parezca por su delicadeza al vino.
El vino no alegra a quién lo bebe,
a menos que lo escancie un rostro puro.

El final de Abū Nuwās , no está suficientemente claro. Hay fuentes que dicen que murió en la oscuridad y que en su vejez se hizo profundamente religioso, una vez arrepentido de sus pecados.

¡Oh, nuwäsí! Reflexiona, consuélate y ármate de paciencia.
Si la fortuna te hizo daño, el mal que hiciste no es mayor.
¡Oh, gran pecador!, el perdón de Dios a tus pecados es mayor.
El mayor de los pecados es pequeño frente al mas pequeño
perdón de Dios.
Diwän 348

Otra versión es que murió en prisión, y otra: que fue asesinado por los miembros de un clan al que pertenecía uno de los agraviados en un poema. Cualquiera que fuera su final, nos quedamos con su magnífico legado, podrá gustar o no, pero a nadie deja indiferente, su personalidad y su obra sobreviven el paso del tiempo.

Fuentes:
Abu Nuwas. Selections from the Diwan of Abu Nuwas ibn Hani al-Hakami. Edited and translated by Arthur Wormhoudt. Oskaloosa, Iowa: William Penn College, 1998.
Kennedy, Philip F. The Wine Song in Classical Arabic Poetry: Abu Nuwas and the Literary Tradition. Oxford: Clarendon Press, 1997.
Hazâr afsâna (‘los mil mitos’) -Anónimo árabe-
Las 1001 Noches Planeta
La poesía Árabe Clásica Josefina Veglison Hiperión

Al -Mutamid (Rey poeta de Sevilla) 1040-1095

Tres cosas le han impedido visitarnos, por temor al espía del envidioso enfado:

La luz de la frente, el tintineo de las joyas y el perfume de ámbar que despide su cuerpo.

Puede ocultar la frente con el brazo y quitarse las joyas; pero, ¿que hará del sudor?

El sonido del dolor, versos para laúd árabe

El lenguaje de los pájaros no me es desconocido
ni el susurro del viento entre los árboles
ni el rumor de los arroyos.

Me sobrecoge el estruendo de la tempestad,
no tanto como el dolor de la viuda y el huérfano
al escuchar tañer la campana.

Entre todos los sonidos,
prefiero el de la esperanza
pero ese sonido, es mudo.

Paco López &

Ibn Ata Illah (S.XIII) del Kitab al Hikam

Deduce la ignorancia en cualquiera que veas
que contesta a todo lo que le preguntan,
o cuenta todo lo que presencia,
o menciona todo lo que sabe.

El Aleph, Borges, Sir Richard Burton y la columna de la Mezquita de Al Amr. (publicado en Webislam el 2/5/2012)

Artículo
Claves para un misterio
Cuatro referencias tan diferentes quedan unidas inexorablemente en un círculo, un pequeño laberinto de esos por los que Borges sentía fascinación y en los que gustaba enfrentar al hombre al caos y a la realización de si mismo.
¿Qué une estas cuatro referencias? Pasemos a describir a los protagonistas:
Comencemos  por  Aleph,  Alef,  Alif:  Esta podría ser la letra con mas linaje, figura en los alfabetos Fenicio, Hebreo, Arameo, Siriaco, Árabe, Griego, Latino y Cirílico; Pero Aleph (en el futuro) no es sólo una letra es algo especialmente venerable desde el inicio de los tiempos. Cada alfabeto contiene sus misterios, sus secretos, su poesía y ¿Por qué no, su leyenda?; cada letra tiene su potencia creadora. Si tuviéramos que elegir algo que para todos tuviera un especial significado común, posiblemente sería esta letra. En el alfabeto hebreo se considera Aleph como símbolo de la unidad, de la individualidad y del poder de Dios, comprende en sí misma la esencia del alfabeto completo, es símbolo del Eterno Infinito o Ein Sof y es (entre otras muchas cosas que no citaré en aras de la brevedad) la primera letra del Decálogo o Diez Mandamientos del Sinaí y por tanto tiene carácter divino.
Pero por Aleph esotéricamente también se conoce un punto que contiene todo el Universo y todas las dimensiones, un punto que contiene todos los lugares del orbe vistos desde todos los ángulos y que Borges en la obra del mismo nombre define mas físicamente como “una pequeña esfera tornasolada de casi intolerable fulgor, como de dos o tres centímetros”.

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Sir Richard Francis Burton (1821-1890) personaje multifacético de su época: escritor, explorador, místico, diplomático y aventurero tuvo una vida apasionante. Desde la búsqueda de las fuentes del Nilo hasta convertirse en el primer occidental que disfrazado, peregrinó a la Meca y Medina visitó los Sagrados Lugares musulmanes y murió como auto – declarado sufí. Más popular hoy en día como autor de una misteriosa cita referida a la mezquita de Amr en el relato El Aleph de Borges que, incluso por su búsqueda de las fuentes del Nilo, su traducción de las 1001 noches o por su prolífica carrera.
Una breve referencia a la mezquita del Al Amr:
La primera mezquita llamada de Ibn al As se contruyó en el año 642 como centro de la recién fundada capital de Egipto, Fustat, que hoy ha quedado anexionada a El Cairo formando parte del centro histórico. La mezquita fue construida por y en honor del general Amr bin Al As, conquistador musulmán de Egipto. Según la leyenda, una paloma puso un huevo en la tienda de su campamento. Amr lo interpretó como de buen augurio y declaró sagrado el sitio donde la paloma había depositado el huevo. Cuando volvió victorioso tras conquistar Alejandría, ordenó a sus tropas instalar el campamento alrededor de dicho lugar donde construyo la primera mezquita islámica que posteriormente fue demolida (698)  y reconstruida (711), ampliada en 750 y 791 y adquirió sus proporciones actuales en 827, como curiosidad la última restauración tuvo lugar en 1980 financiada en su totalidad gracias a la generosa aportación de un anónimo y único donante.
La dirección de la Mezquita es en Sidi Hasan Al anwar – barrio de Fustat – El Cairo.  Está abierta en horas fuera de oración y hasta nuestros días es conocida como mezquita de Al Amr.
De la información anterior sobre la Mezquita, la parte que vamos a seleccionar son las columnas; son columnas, procedentes de templos romanos y bizantinos y por tanto reutilizadas y concretamente me referiré a una de las que rodean el patio central, esa columna es el hilo conductor de este artículo y por tanto lo que une todas las partes.
Atribuida a Sir Richard F. Burton pero recogida en el relato citado de Borges “El Aleph” publicado por vez primera en 1949, se encuentra la siguiente manifestación: 
. (…) ”Los fieles que concurren a la mezquita de Amr, en El Cairo, saben muy bien que el universo está en el interior de una de sus columnas de piedra que rodean el patio central… Nadie, claro está puede verlo, pero quienes acercan el oído   a la superficie, declaran percibir, al poco tiempo su atareado rumor”.
Evidentemente Borges apoyándose en las experiencias o mejor, conocimientos del Capitán Burton nos señala la existencia de un Aleph situado en una de las columnas de la Mezquita, no dice en cual ni señala ubicación orientativa.  Salvo por estas citas en la documentación consultada sobre la Mezquita nada esotérico ha sido publicado, salvo la mención que nos ocupa, lo que no significa que no exista.
Personalmente no descartaría una manifestación de aceptación divina de la obra humana, digamos en este caso la construcción de la Mezquita,  materializada en algún fenómeno misterioso, aparentemente incomprensible. La aparición de un Aleph en un sótano de la Calle Garay de Buenos Aires, donde lo sitúa Borges en principio no parece tener más sentido que el novelesco, pero la manifestación en un templo no debería descartarse.
En otro plano de cosas, pero siempre relacionadas,  la  fascinación obsesiva de Newton por  que las dimensiones del Templo de Jerusalén respondían a un criptograma del Universo y que su solución le acercaría al pensamiento divino o la teoría de que la Biblia constituye un gigantesco crucigrama lleno de claves y predicciones. El film “Pi” de Darren Aronofski que refleja el intento mediante un programa informático de conseguir el Nombre de Dios supuestamente perdido en la destrucción del Segundo Templo. Son clásicos intentos, especulaciones que de alguna manera podrían tener sentido, el tema de la conexión entre lo divino y lo humano está presente discreta pero continuamente entre nosotros. quizás…¿parcialmente velada?.
Finaliza el relato de Borges y este articulo con una nueva reflexión: Dice Borges“¿Existe ese Aleph en lo íntimo de una piedra? – Yo diría que sí, pero, quizás, no con la descripción que posiblemente él aporta-  ¿Sería observable el fenómeno por todo el mundo? – Posiblemente No. La piedra puede tener la clave y ser vehículo y sentido de muchos misterios. Los Mandamientos se realizaron en piedra, menciones a la piedra angular, la piedra de mi Iglesia, la piedra bruta,… son frecuentes en Escrituras y creencias. ¿Pretende Borges mediante alegoría comunicar que el hombre es la columna del Templo que comunica el Cielo y la Tierra?
La frase de André Bretón fundador del surrealismo: «Todo induce a creer…» data de 1930. Alcanzó un éxito extraordinario. Todavía hoy se la cita y comenta sin cesar. Y es que, en efecto, uno de los rasgos de la actividad del espíritu contemporáneo es el interés creciente por lo que se podría llamar: el punto de vista más allá del infinito.
En primera instancia, Vayamos a Egipto a la mezquita de Amr  a  buscar y con suerte escuchar la columna y comprobémoslo.

Autor Paco López

Epitafio (Traducido. de Cicerón) 106 a.c.

Por lo cual su vida fue tal en su destino y en su gloria,
que nada había que pudiera acrecentarla
la rapidez de su muerte le quitó el que llegara a sentirla.

Quam ob rem vita quidem talis fuit vel fortuna vel gloria,
ut nihil posset accedere;
moriendi autem sensum celeritas abstultit.